jueves, 12 de noviembre de 2009

el despertar del tiempo

Partió un día tenebroso en el que desperté, sombrío y turbio, el viento junto con el susurrar de los arboles, el murmullo de las cigarras, y yo como escriba en tal concierto. Modulaba un sin numero de acordes, de salientes notas de evos raros e inentendibles.

El tiempo palpitaba cual quimera que revolotea como una avispa en el interior de un cilindro de metal.

El mar desbordaba en suciedad, basura, excremento y sangre.

De gritos de agonía surgiendo al chocar con tierra en un eco consonante, reprochando su suerte, y yo vivía y moría con mi entorno.

La tierra se pudre en si misma.

El viento se condensa en humo y polvo.

El dolor de un miembro es el dolor de todos en este reino que se aloja todo en mi mente, mi memoria porque yo soy la vida y la muerte me custodia. Aunque sin saberlo aun.

No era el viento ni el mar los que escuchaba era la sangre que corre por mis venas, era el gorgoteo de un musculo, de un suspiro, un pulsada de aire, no eh nacido aun y sin embargo ya conozco mi fin, y mi función.

El confine de mi prisión es tan grande como mi volumen corporal, Mi mente no es un campo de batalla, pues en el reina el orden y la exactitud, cualidad de un ente ilimitado en apariencia.

Soy tierra, material inerte en apariencia, pero proveedora de frutos de vida.

Nadie me produce ni me agradece.

Pero el universo continúa, y no hay vida ni muerte que no me sirva ah escapar del final absoluto.

En una célula, su electrón, en un radical de oxigeno.

2 comentarios:

Elizabeth dijo...

Muy interesante tu texto Marcos, trabajar y trabajar sobre nuestros proyectos tarde o temprano da sus frutos. Deberías revisar la ortografía nuevamente.

Marcos leonel dijo...

aun me falta mucho de ortografia, gracias ninfa nocturna de la estrela sirius